La Salud Mental es un concepto político, la Salud Mental no existe, lo que existe es el malestar en la cultura y existen los mecanismos de producción cultural que la psicología y la psiquiatría han psicopatologizado precisamente para poderlo segregar, para poderlo hacer entrar en el circuito comercial de prescribir un fármaco, fundamentalmente en los últimos cincuenta años. Yo creo que la Salud Mental es la salud en su concepto holístico, en su concepto global que es la capacidad del hombre para poder hacer del devenir un concepto.
Nuestras hipótesis de aproximación a la realidad local se sustentan en otros paradigmas teóricos y parten de otra ética. Nos interesan los efectos de capitalismo actual sobre la subjetividad de las personas como una modelización de los comportamientos, la sensibilidad, la percepción, la memoria, las relaciones sociales, las relaciones sexuales, los fantasmas imaginarios, etc. La caída de los ideales en su inscripción generacional, y las dificultades para constituirse por una imagen que opere como modelo posible, produce como efecto una conciencia que se estructura en una relación débil y a veces inexistente con la condición moral de su tiempo. La subjetividad, expresado en términos generales, se constituye en un ideal maniqueo, cuya manipulación se estructura por el imperio de la publicidad que promueve el consumo como único acto de decisión.
Los valores no encuentran terreno donde inscribirse. Sin la voz, la historia y los ideales generacionales, los niños quedan adormecidos en sus posibilidades creadoras.